domingo, 24 de febrero de 2013

Inasequible al desaliento.


Superada aquella fase de la temporada en la que algunos hombres somos capaces de hacer más de una cosa a la vez, como ver un partido de fútbol mientras discutimos con aquella alegría sobre la prima de riesgo, llegan esos momentos en que se requiere toda nuestra atención,  los momentos en los que mientras juega nuestro equipo no sabemos si estamos sentados en el sofá de casa o en la tercera gradería del estadio.


El próximo martes, Barça y Real Madrid ventilan la primera de sus finales particulares. El que supere la eliminatoria tendrá la gran oportunidad de ganar esa Copa del Rey que en principio nadie quiere pero que al final tanto alegra los corazones de la hinchada. El que pierda, perderá un título, pero sobre todo, perderá ante el eterno rival... Y perderá de verdad. Sin excusas.

Llegados a este punto, el F.C. Barcelona juega con el factor campo a su favor pero con el factor caraja de cada año en el mes de febrero en su contra. El Real Madrid cuenta con su activo más importante, el que nunca le abandona. El Real Madrid llega a su primer match ball de la temporada apoyado por el habitual aliento mediático, incapaz de ver la viga que lleva incrustada pero muy atento a la paja que hay allí donde su entrenador señala.

El madridismo oficial acude al Camp Nou con la necesidad de levantar en Copa, igual que tendrá que hacer en Champions, un resultado adverso en territorio hostil, a 16 puntos del líder en la Liga, inmerso en una animada algarabía en su vestuario y vendiendo una remontada agónica en campo del colista de Primera División como demostración de épica y bemoles.

Inasequible al desaliento, el madridismo oficial cree que un equipo que ha ganado casi todo lo que ha jugado en lo que llevamos de temporada, que tiene la Liga prácticamente en el saco, que se juega el pase a la final de Copa y a cuartos de final de Champions en su estadio, llega desfondado al partido del próximo martes porque perdió en Milán y porque ha tenido que remontar, también, en su último partido de Liga.

Parece que remontar al Depor es una gesta. Parece que remontar al Sevilla denota una pájara preocupante.

Lo veremos el martes. Lo veremos a final de temporada...

2 comentarios:

  1. Lo que nos queda por aguantar... Lo próximo es que se le llame a esta, la Liga mediocre. El Barça no tendrá ningún mérito por ganarla porque no tuvo rival, ya verás...

    Saludos

    Aitor

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  2. Te acabo de descubrir en Periodistas anonimos y me paso por aqui a dejarte el mensajito. Como yo tambien vi jugar a Manolo marca ya, entiendo lo que explicas. Pasamos juntos la epoca en la que ganar una copa del Rey era un milagro, en la que ibamos a 12 puntos del lider, y en la que ganarle al eterno rival aunque fuera sin opciones a ganar nada, se nos vendia como un gran exito.
    Ahora son otros los que hablan de arbitros y disfrutan con la copa del rey(y a veces sin nada)

    Un saludo
    http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2013/02/el-martes-no-hace-falta-remontada.html

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