jueves, 4 de abril de 2013

El espíritu de Saporta.


Las mourinhizadas nuevas generaciones de aficionados blancos hablan, más que nada de oídas, de un tal Santiago Bernabéu como padre espiritual del madridismo. Muchos de ellos sin embargo, ignoran quien fue el auténtico artífice de la prefabricada gloria internacional del Real Madrid: Raimundo Saporta.

Saporta, nacido en París en 1926, se incorporó al Real Madrid en 1947. En 1948, a los 22 años ya era vicepresidente de la Federación Española de Fútbol; en 1953 se encargó de las negociaciones que culminaron con el viaje de Alfredo Di Stéfano desde Barcelona a Madrid para fichar por el club de Concha Espina; y en 1955 impulsó, junto al editor del diario L'Equipe, Gabriel Hanot, la creación de la Copa de Europa de clubes.

Los contactos de Saporta en la UEFA aportaron evidentes beneficios a nivel continental a un Real Madrid que ya contaba con una sólida posición de sostén por parte de las autoridades españolas de la época.

Muchos años después, cuando el máximo exponente de lo que ahora quiere representar el Real Madrid es José Mourinho, el entorno mediático madridista no ha dudado en invocar reiteradamente al espíritu de Juanito para levantar situaciones desesperadas. Pero la hegemonía barcelonista no ha hecho más que convertir la memoria del de Fuengirola en poco más que en un icono de la cofradía del clavo ardiendo merengue.

Visto lo visto en los últimos años, y visto lo visto en la actual edición de la Champions League, parece al Real Madrid le sale más a cuenta encomendarse a la protección del espíritu de Saporta.

Sin duda es mucho más provechoso.



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